¿Cuándo deben los padres comenzar a leer a sus hijos?
Una guía para la alfabetización temprana, sus beneficios y consejos prácticos para comenzar
Leer a los niños es una de las actividades más enriquecedoras en las que un padre puede participar, fomentando no solo el desarrollo del lenguaje, sino también el vínculo emocional, el crecimiento cognitivo y el amor por el aprendizaje a lo largo de toda la vida. Sin embargo, muchos padres se preguntan: ¿cuál es el momento adecuado para comenzar a leer a mi hijo? La respuesta puede ser más temprana de lo que piensas.

Comienza a leer desde el nacimiento (o incluso antes)
Los primeros días son importantes
Según la Academia Americana de Pediatría (AAP), los padres deben comenzar a leer en voz alta a sus hijos desde la infancia, tan pronto como al nacer (AAP, 2014). Aunque puede parecer que un recién nacido no puede entender las palabras que se leen, los beneficios comienzan a acumularse desde el principio.
Leer en voz alta a los bebés les ayuda a comenzar a reconocer sonidos, ritmos y patrones del lenguaje. Un feto en el tercer trimestre puede escuchar sonidos del mundo exterior, incluidas las voces de sus padres. Los estudios sugieren que los recién nacidos incluso muestran preferencia por las historias familiares escuchadas en el útero (DeCasper & Spence, 1986).
La exposición temprana construye cerebros
A los tres años, el cerebro de un niño ya está desarrollado en un 80%, y las primeras interacciones entre padres e hijos, especialmente las que involucran el lenguaje, juegan un papel crucial en el desarrollo cognitivo (Shonkoff & Phillips, 2000). Un estudio pionero de Hart y Risley (1995) encontró que los niños expuestos a más palabras en los primeros años de vida desarrollaron vocabularios más grandes y mejores resultados académicos más adelante.
Leer en voz alta es una de las mejores maneras de proporcionar esta exposición lingüística, y hacerlo de manera consistente desde la infancia prepara el cerebro para la alfabetización y el aprendizaje.
Los beneficios de leer temprano y con frecuencia
1. Desarrollo del lenguaje y alfabetización
La lectura temprana mejora el vocabulario, la comprensión y la conciencia fonológica de un niño, elementos clave para la lectura independiente. Los niños a los que se les lee regularmente conocen más palabras a los 2 años que aquellos a los que no se les lee. En un estudio de 2019, los investigadores estimaron que para cuando ingresan al jardín de infantes, los niños que se les lee diariamente han escuchado 1.4 millones de palabras más que aquellos que no lo hacen (Logan et al., 2019).
2. Vínculo emocional y social
El tiempo de lectura también es tiempo de vínculo. Acurrucarse con un padre mientras escucha su voz crea una experiencia emocional positiva vinculada a los libros. Esta rutina segura y afectuosa fomenta la seguridad emocional y fortalece la relación entre padres e hijos.
3. Mejora de la atención y las habilidades de escucha
Los libros requieren un ritmo más lento que las pantallas. Escuchar historias ayuda a los niños a desarrollar la paciencia y la concentración necesarias para la escuela. Aprenden a seguir una narrativa, anticipar lo que sucederá a continuación y hacer preguntas, todas habilidades cognitivas cruciales.
4. Crecimiento cognitivo e imaginativo
Los libros abren nuevos mundos. Desde entender la causa y el efecto hasta empatizar con personajes ficticios, la lectura estimula la imaginación y apoya el desarrollo del pensamiento crítico.
5. Rendimiento académico
Los niños a los que se les lee con frecuencia tienen un mejor rendimiento escolar, no solo en lectura, sino en todas las materias. Un estudio longitudinal de la OCDE (2012) mostró que los estudiantes cuyos padres leían con ellos en sus primeros años obtenían puntuaciones más altas en lectura a los 15 años.
Cómo comenzar: Consejos para nuevos padres
1. Haz de la lectura parte de la rutina diaria
Las rutinas ayudan a los niños a sentirse seguros. Incorpora la lectura en tu horario diario; tal vez después del desayuno, antes de la siesta o como parte de un ritual antes de dormir. Incluso 10-15 minutos al día marcan la diferencia.
Tip: La hora de dormir suele ser ideal porque es tranquila y libre de distracciones. Además, ayuda a los niños a relajarse y asociar la lectura con la comodidad.
2. Elige libros apropiados para la edad
Aquí tienes una guía rápida para leer según la edad:
0-6 meses: Imágenes en blanco y negro de alto contraste, libros de tela o cartón y lenguaje simple. Tu voz y ritmo son lo más importante en esta etapa.
6-12 meses: Libros con texturas, solapas o espejos. Introduce historias simples con repetición y rima.
1-2 años: Libros de cartón con tramas básicas. Fomenta señalar las imágenes y nombrar objetos.
2-3 años: Historias con más palabras, patrones predecibles y temas familiares (animales, rutinas diarias).
3-5 años: Libros ilustrados con temas emocionales, imaginación y resolución de problemas.
Tip: Deja que tu hijo elija el libro de vez en cuando. Esto lo empodera y fomenta su participación.

3. Hazlo interactivo
Haz preguntas, cambia tu voz para los diferentes personajes y señala las imágenes. Incluso los bebés se benefician de este compromiso, y a los niños pequeños les encanta "ayudar" a contar la historia.
Tip: Utiliza la lectura dialógica y haz preguntas abiertas como: “¿Qué crees que sucederá a continuación?” o “¿Por qué está triste el perro?”
4. Mantén los libros accesibles
Haz que los libros sean parte de tu entorno doméstico. Coloca una pequeña estantería a la altura de tu hijo, guarda algunos en el coche o la mochila del bebé y rota la selección para mantener las cosas frescas.
Tip: Visita la biblioteca, incluidas las bibliotecas digitales, regularmente. Esto genera entusiasmo por los libros y expone a tu hijo a una mayor variedad de historias.
5. Modela el comportamiento lector
Los niños imitan lo que ven. Si te ven leyendo libros, revistas o incluso recetas, entenderán que la lectura es valiosa y placentera.

Superando desafíos comunes
“¡Mi hijo no se queda quieto para escuchar una historia!”
¡Está bien! No forces sesiones de lectura largas. Incluso pasar las páginas, mirar las imágenes o leer una página a la vez cuenta. Manténlo juguetón y sin presiones.
“¡Estamos demasiado ocupados!”
Incluso unos pocos minutos al día suman. Prueba con audiolibros durante los viajes en coche, o una historia rápida mientras esperas en el consultorio del médico. La consistencia es más importante que la duración.
“¡Quieren el mismo libro una y otra vez!”
La repetición es cómo los niños aprenden. Las historias familiares ayudan a construir vocabulario y memoria. Disfruta de las relecturas, tu hijo está aprendiendo más de lo que crees.
Pensamientos finales: Nunca es demasiado temprano, y nunca demasiado tarde
Leer a tu hijo es una de las cosas más amorosas e impactantes que puedes hacer. Ya sea que tenga tres días o tres años, siempre hay un beneficio al leer en voz alta.
El simple acto de compartir un libro, acurrucados juntos e inmersos en una historia, siembra las semillas de la alfabetización, la curiosidad y la conexión emocional que crecerán toda la vida.
Comienza hoy, comienza pequeño y deja que las palabras hagan su magia.